CHINA HA COMENZADO LA PRODUCCIÓN MASIVA DE BATERÍAS NUCLEARES, CON UNA DURACIÓN DE 50 AÑOS

May 6, 2025

Sin necesidad de recarga, y que se convierten en cobre al final de su vida útil.

China presenta una batería nuclear de 50 años de duración que se convierte en cobre al final de su vida útil. Potencial en medicina y sensores remotos, pero con limitaciones claras de potencia y coste.

  • Batería nuclear china con duración de 50+ años.
  • Sin recarga, sin emisiones externas, segura.
  • Se transforma en cobre no radiactivo al final.
  • Potencia real: 100 µW por unidad (muy baja).
  • Útil solo en dispositivos de muy bajo consumo.

¿Una fuente de energía de 50 años que se convierte en cobre?

En un mundo donde cargar dispositivos es una rutina constante, la noticia de una batería nuclear con autonomía de medio siglo suena a ciencia ficción. Pero China afirma haber comenzado la producción en masa de baterías nucleares Betavolt, que no requieren recarga, no emiten radiación al exterior y se transforman en cobre común al final de su vida útil.

¿Qué es una batería nuclear?

Una batería nuclear, o celda betavoltaica, genera electricidad a partir de la desintegración beta de isótopos radiactivos. En este caso, se usa Níquel-63, que emite electrones (partículas beta) que impactan un semiconductor y generan corriente.

Datos clave:

  • Vida media del Níquel-63: 100 años.
  • Duración estimada de la batería: 50+ años.
  • Potencia: 100 µW por unidad (0,0001 W).
  • Dimensiones de la batería: 15x15x5 mm.

¿Emite radiación?

Sí, pero solo internamente. El Níquel-63 emite radiación beta de baja energía, que no penetra la piel humana y es fácil de contener con materiales delgados. La carcasa está diseñada para evitar cualquier fuga, lo que hace la batería segura para aplicaciones civiles y médicas.

¿Realmente se convierte en cobre?

Sí. Al desintegrarse, el Níquel-63 se convierte en Cobre-63, un isótopo estable y no radiactivo. Esto permite una eliminación limpia, sin residuos nucleares peligrosos. Una ventaja importante desde el punto de vista medioambiental.

Limitaciones actuales de las baterías Betavolt

  • Baja potencia: Solo para sensores, marcapasos y microdispositivos. No es viable para alimentar teléfonos, drones ni electrodomésticos.
  • Alto coste: Tecnología emergente, con costes posiblemente superiores a 1.000 € por unidad. Difícilmente amortizable frente al coste energético actual.
  • Escalabilidad no demostrada: Aunque se habla de producción en masa, aún no hay evidencia pública de fabricación a gran escala.
  • Desinformación técnica: Faltan datos clave como amperaje, eficiencia real y validaciones independientes.

¿Cuál es su aplicación realista?

Esta tecnología no pretende reemplazar baterías de litio ni paneles solares. Su enfoque actual es cubrir nichos muy concretos donde la durabilidad y la autonomía son más importantes que la potencia:

  • Medicina: Marcapasos y dispositivos implantables, evitando cirugías de recambio.
  • Sensores remotos: En glaciares, satélites, boyas oceánicas o zonas de difícil acceso.
  • Aeroespacial y militar: Sistemas que deben operar por décadas sin mantenimiento.

Comparativa con otras tecnologías

TecnologíaPotenciaDuración típicaAplicaciones ideales
Betavolt (nuclear)0,0001 W50+ añosSensores remotos, marcapasos
Litio-ion5-10 W2-5 añosTeléfonos, portátiles
Panel solar doméstico300–600 W20–25 añosAutoconsumo, red eléctrica

Potencial de esta tecnología

  • No requiere recarga ni mantenimiento.
  • No genera residuos tóxicos ni emisiones.
  • Al finalizar su vida útil, se convierte en cobre reutilizable.
  • Reduce la necesidad de baterías desechables y componentes de litio o cobalto.
  • Ideal para aplicaciones remotas donde la infraestructura eléctrica no llega.

¿Qué podemos aprender de este avance?

  • No todo lo nuclear es peligroso. La ciencia permite manejarlo de forma segura.
  • Durabilidad = sostenibilidad. Las soluciones energéticas de larga vida reducen residuos y costes.
  • El pensamiento crítico es clave. No todo avance es para todo uso; entender sus límites es igual de importante que celebrar su potencial.
  • La innovación llega en silencio. Tecnologías como esta no cambian el mundo de un día para otro, pero pueden marcar diferencia en el largo plazo.

Este tipo de tecnologías no están pensadas para resolver todos nuestros problemas energéticos, pero pueden ser pieza clave en la transición hacia sistemas más sostenibles y autónomos.

Conclusiones.

El rendimiento actual de estas baterías nucleares es muy bajo en términos de potencia, con apenas 100 µW en un volumen de 15x15x5 mm. No estamos hablando de una fuente útil para alimentar dispositivos de alto consumo como smartphones o drones con las necesidades actuales.

Su potencial realista, al menos por ahora, está en aplicaciones muy específicas:

  • Sistemas remotos donde cambiar una batería es caro o imposible (sensores en glaciares, océanos, espacio).
  • Dispositivos médicos como marcapasos, donde cada cirugía de recambio implica riesgos.
  • Tecnología militar o aeroespacial, donde la fiabilidad a largo plazo es más importante que la potencia.

Lo interesante aquí no es la potencia, sino la durabilidad, la autonomía total y la conversión limpia en cobre al final de la vida útil, lo cual marca una diferencia en términos de sostenibilidad y mantenimiento.

Y claro, como con toda tecnología emergente, el coste inicial será alto. Igual pasó con los paneles solares, que eran carísimos hace 20 años y hoy son competitivos gracias a la producción a escala. Si esta tecnología evoluciona, se miniaturiza aún más y mejora su eficiencia, podríamos verla en dispositivos más amplios en el futuro. Pero hoy, su aplicación es muy de nicho.