Un remate del ariete del PSG desviado por Vertonghen sella el pase a cuartos de Les Bleus. Decepcionante Bélgica, que sacrifica a De Bruyne en labores defensivas
TOMADA DE: Marca.es
Cuántas veces habrá soñado Randal Kolo Muani con aquel balón largo en la final de Qatar, frente a frente con el Dibu. El delantero del PSG parecía maldito por aquella jugada, pero el fútbol ofrece revancha. En el tramo final de un partido pesado, de esos que parecen condenados a la prórroga, se revolvió en el área y encontró la fortuna en el desvío de Vertonghen, que cargará con el peso del autogol que condenó a una Bélgica más conservadora que su rival. Un pecado con semejantes futbolistas.
No defraudó el duelo de máxima rivalidad vecinal. Se esperaba un muermo y un muermo fue. Dos equipos con problemas, más fuertes sin balón que con él, despacharon un primer tiempo a ritmo de pretemporada, con el foco puesto en no cometer errores. Porque, eso sí, ambos tenían piezas para castigar un despiste. Al espectáculo contribuyó, lo que va siendo costumbre en esta Euro, el árbitro. El sueco Nyberg mostró tres tarjetas en media hora a una Francia que hizo dos faltas. La primera, por protestar un penalti que fue, y las otras dos por faltas inexistentes. Como el nivel de juego, el de los colegiados va en claro retroceso.
Griezmann tuvo sitio en el once como falso extremo derecho. En realidad, cedió la banda a Koundé, que llegó a menudo. La primera ocasión gala fue un servicio del azulgrana que Thuram cabeceó cerca de la escuadra. Las llegadas de los laterales fueron la mejor opción gala para desequilibrar a una Bélgica asimétrica, con un central de lateral zurdo. Al otro lado, Castagne se las apañó para contener a Mbappé, que no está cómodo. Con máscara y la nariz maltrecha es imposible jugar al fútbol a pleno rendimiento. Y se nota.
Si Deschamps es conservador, Tedesco pareció anunciar otra cosa. Metió a Doku, Carrasco, Openda y Lukaku junto a De Bruyne, que actuó como centrocampista puro. Salvo alguna incursión del extremo del City, Bélgica ofreció poquísimo en ataque. Nada si quitamos una falta cerrada de De Bruyne que sacó Maignan con las piernas, para contribuir al desconcierto general.
Como no había urgencias, los seleccionadores no movieron ficha. Abrió el melón Tchouaméni con un tiro lejano. Se colocó como pivote puro y enseñó su buen desplazamiento en largo. Si se quita las ataduras tácticas puede ser una solución. Para el Madrid, no para Francia, que lo encadena junto a los centrales. En el otro bando, De Bruyne se hinchaba a correr sin tocar bola, pero es tan bueno que un balón suelto le bastó para dejar a Carrasco en posición ideal. Le interceptó Theo, un tren defensivo.
Deschamps abrió la ronda de cambios sin tocar táctica. Kolo Muani por Thuram. Tedesco sí que tocó dibujo. Mangala al verde, doble pivote y De Bruyne de enganche. Salió reforzada Francia, que fue creciendo en ritmo e intensidad. Mbappé trazó una jugada clásica que finalizó por encima del larguero. Fue uno de los remates lejanos que ofrecieron Les Bleus para abrir la lata. Justo es reconocer que Bélgica se había asomado con un par de remates, de Lukaku y De Bruyne, que obligaron a ganarse el sueldo a Maignan. Buen portero. Fue prólogo del gol, un guiño de fortuna para un tipo que arrastraba la cruz desde el último Mundial. Ya pesa