El operativo de desbloqueo en el norte de Potosí se tiñó de sangre: emboscada con armas de fuego deja un policía fallecido y otro gravemente herido. Vecinos respaldan a las fuerzas del orden ante el vacío estatal.
Llallagua, otrora ciudad minera símbolo de resistencia, se ha convertido en un escenario de extrema tensión y violencia. Este miércoles, en el marco de un operativo de desbloqueo liderado por la Policía Boliviana, un contingente fue brutalmente emboscado por grupos radicalizados que, según denuncias oficiales, portaban dinamita y armas de fuego. Como saldo trágico, el teniente Jorge Barrozo perdió la vida tras recibir un impacto de bala mientras cumplía con su deber.
La emboscada ocurrió cuando la columna policial se aproximaba a Llallagua con la misión de restablecer la circulación interdepartamental. Desde las alturas, individuos identificados como miembros de ayllus afines al expresidente Evo Morales descendieron lanzando explosivos artesanales y, en un hecho que marca un punto de quiebre, disparos dirigidos contra los uniformados.
El viceministro de Régimen Interior, Jhonny Aguilera, confirmó la muerte del oficial y calificó el hecho como un acto criminal que no quedará impune. “El teniente Barrozo presentaba un impacto de bala, lo que demuestra que estamos ante acciones deliberadas que sobrepasan cualquier forma de protesta pacífica”, señaló.
Junto a Barrozo, otro efectivo policial fue herido de gravedad y permanece internado en el hospital Madre Obrera, donde ambos fueron trasladados tras el ataque. La Policía no ha dado mayores detalles sobre su estado de salud, aunque se sabe que su diagnóstico es reservado.
La jornada ya se anunciaba tensa desde primeras horas, con reportes de nuevos bloqueos, amenazas de saqueo y llamados a la confrontación por parte de algunos cabecillas movilizados. Según la asambleísta departamental Azucena Fuertes, “no solo fue una emboscada: fue una emboscada organizada. Los policías no iban armados con armas de fuego y fueron sorprendidos desde los cerros”.
Frente a esta situación, y ante la falta de una respuesta estatal más contundente, varios sectores de la población decidieron respaldar a los uniformados. Así lo confirmó la senadora Ana María Castillo, quien sostuvo que vecinos de distintos distritos se sumaron a la defensa de los ingresos al municipio. “Han levantado barricadas no para atacar, sino para proteger a sus familias y resguardar lo poco que tienen. Ya vivieron saqueos el martes. No pueden permitir más”, denunció.
Además, Castillo alertó que los bloqueadores estarían intentando convocar a más grupos desde otras regiones, lo que podría derivar en una escalada aún más grave. “Estamos ante una crisis de seguridad interna. Necesitamos acción inmediata del Estado, no solo comunicados”, expresó.
La violencia en Llallagua no es un hecho aislado. Forma parte de una serie de movilizaciones impulsadas por sectores vinculados al evismo, que rechazan decisiones del Gobierno y exigen la habilitación de Morales como candidato. Sin embargo, la radicalización del conflicto y el uso de armas letales ha generado condena incluso entre sectores neutrales.
En ese contexto, el Gobierno anunció que reforzará la presencia policial y militar en la zona, mientras el Ministerio Público inició una investigación formal por la muerte del teniente Barrozo. “No se tolerará que se dispare contra los servidores públicos. Ya hay identificados y se activarán las acciones judiciales correspondientes”, aseguró Aguilera.
La tragedia en Llallagua ha marcado un punto de inflexión en el conflicto. El país entero observa con preocupación cómo una protesta se transforma en una guerra abierta, donde los límites se han borrado y la violencia se impone como lenguaje.